viernes, 3 de marzo de 2017

Obsesión hortensias

Desde que supe que iba a tener jardín en mi nueva casa, supe que quería tener hortensias y como todas las cosas que cuestan, a más intentos fallidos, mayor la obsesión.  En los últimos seis años de tratar de convertir nuestro jardín en nuestro "paraíso terrenal",  me he convertido en una A.S.H. (asesina serial de hortensias). Casualmente,  de existir, "el paraíso de clorofila", allí estarían todas las difuntas.   
       
A saber: mi prontuario incluye unas seis plantas compradas en cada primavera e innumerables brotes donados por personas hartas de escuchar que no me crecen. Todos "matados". El modus operandis es variado: plantadas muy a la sombra, muy al sol, muy al reparo, poco riego, mucho riego, alguna peste no curada, caracoles, babosas, trasplantadas, con hierro sin hierro.           
Ahora bien, en mis últimas vacaciones, fui al sur de Chile, de allí son las fotos que ilustran este post. La verdad, MORI DE AMOR por las HORTENSIAS que además no parecen ni plantadas, no sé vienen solas, en todos lados, ademas de unos colores intensos HAAARMOSAS.                   
A modo de premio, si se quiere, y regada a pura envidia del suelo chileno, al llegar a casa, y luego de 15 días de ausencia, y sin riego, estaban estas hermosuras (ver última foto, nótese la diferencia de tamaño y color!). La verdad no duraron mucho, será que de tanto mirarlas y no poder creer su belleza en mi propio jardín las "ojié" como se dice en el pueblo. Según mi mamá quien sufre de lo mismo que yo, pero con las azaleas, más las deseas, menos te vienen. Será verdad?